Hace unos días vi una película de origen hindú llamada “Agua”, realizada en el año 2000 por la directora de cine Deepa Mehta, estos cineastas indios sufrieron las criticas, y algo mas, del gobierno de su país por divulgar la verdad, en este caso, sobre las viudas en la India. Si queréis leer un resumen y los problemas para llevar a cabo esta película podéis hacerlo en este link:
http://www.educarueca.org/spip.php?article234
La película refleja la crueldad de las costumbres religiosas integristas, que condenan a viudas de hasta seis y siete años de edad hasta su muerte, a sacrificar su vida en el seguimiento de los textos sagrados, en este caso hinduistas. Y que incluso aún cuando la ley les libera de estas obligaciones religiosas, es la misma sociedad, la que ciega de temor a sus dioses, continúan ejerciendo de repulsivos verdugos con sus congéneres, pasándose por el arco del triunfo los mandamientos religiosos cuando le interesan a las castas altas para usarlos a su antojo.
Es lamentable que una y otra vez, sean los lobos disfrazados de corderos, ya sean representantes de los católicos, musulmanes, hinduistas, taoistas, protestantes, etc…, da igual todos son iguales, los que aprovechándose de la inocencia e incultura de las diferentes sociedades que pueblan este mundo, hagan que las personas se sacrifiquen por las mentiras inculcadas mediante siglos, sin tener la mas mínima conciencia de ello y aprovechándose económicamente, físicamente, moralmente y de todas las maneras posibles para apaciguar la envidia, el ansia de poder y de dinero y las frustraciones y complejos que sus mismas congregaciones les han inculcado desde pequeños.
Todo esto es algo que siempre me ha llamado la atención, pues criticamos y rechazamos las guerras por el sacrificio de personas inocentes, pero no somos capaces de rechazar, y menos aun de manifestarnos en contra de la religión que practicamos, en unos casos porque lo tenemos tan profundamente grabado que nuestra moralidad no nos deja, en otros casos, y peor aún, por no nadar en contra de una sociedad hipócrita que nos puede expulsar de su entorno si nos enfrentamos a los parámetros establecidos ya estén equivocados o no. Pues bien, por todas estas practicas también muere gente, niños y adultos, y tranquilizamos nuestra conciencia pensando que es porque el dios de turno a si lo ha querido
La opinión de Deepa Mehta es la siguiente:
"El problema, según lo veo yo", reflexiona la directora, "es de base. Son las propias mujeres las que se avienen a estas costumbres porque creen que si no lo hicieran traicionarían los textos sagrados, renegarían de su religión".
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